Llevo dos horas seguidas leyendo una historia de amor por un blog, en vez de estar centrada en Farmacología, Fisiología, Inmunología* o cualquier otra forma de tortura. Pero no me arrepiento, todo ello me ha dado qué pensar.
Digamos que la historia, en resumen, viene a ser un quiero y no puedo de una chica** que está enamorada de dos personas y sueña con su amor para toda la vida y bla bla bla.
Nunca me he planteado seriamente quién o cuando encontraré mi verdadero amor. Puede que ahora no lo haga, porque creo que ya lo tengo. No es como "quiero casarme contigo, ver todos los viernes una película contigo y morirme de pena cuando tú no estés". Más bien sería algo así "hoy por hoy, eres mi persona favorita y con la que más a gusto me siento; nos lo pasamos genial follando, fumando, comiendo, caminando, viendo cosas... y para hoy y lo que vendrá mañana, es lo que quiero".
La verdad es que nuestra historia de amor empezó hace más de 6 años. Yo, una chiquilla de 15 años, que se fijó en ese mini Billie Joe porque llevaba converses y una camiseta de blink-182. Más tarde nos juntamos y tú me abandonaste por no ser demasiado "punk" para tí (aun hoy me río de eso...). Pero nada, el tiempo pasó y nos arremolinó a los dos juntos, con nuestros buenos momento y nuestras peleas en las que María, esa pequeña muchacha, lloraba hasta que se le salía el líquido cefalorraquídeo por los ojos.
Hubo un tiempo en el que llegó a decirme que no me quería y que nunca lo haría, ni a mí ni a nadie porque su corazón estaba vacío. Yo, obstinada a no dejarlo escapar y correr el riesgo de que otra si consiguiera llenarle el corazón, me quedé a su lado esperando con paciencia a que ese mini Iosu madurara y creyera en el amor.
Llegó un momento en el que me obligaba a mí misma a quererlo menos y a irme olvidando un poco de él por si algún día decidía abandonarme. Y la cosa es que pasados los años, creo que empezó a cambiar. Me decía que me quería, aunque yo, resignada, no lo hacía por miedo a que no fuesen verdad sus palabras.
Y ya nos encajamos a hará unos dos años, ese maravilloso momento en el que nos sentimos como si nos volviésemos a enamorar locamente el uno del otro. Y hasta hoy.
Puede que mi historia de amor no sea de esas típicas de películas, o quizás sí, la verdad es que es tan larga que ya ni yo misma me acuerdo de todos los detalles. Pero es la única que he vivido hasta mis 20 bonitos años y me llena de felicidad y orgullo poder decir que, un cuarto de mi vida, la he pasado contigo.
* Al escribirlas en mayúsculas, imponen más ¿a qué sí?
** Lo que más me llama la atención de toda la historia, es que con 25 años que se suponen tienen los protagonista, todo sea tan idealista e infatil. Será que me estoy haciendo mayor...
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