Porque no sé de qué estoy hecha, porque estoy hecha de agua
y de aire
y no puedo flotar dentro de mí
y me duele esta dispersión, me duele derramarme en el vacío
como la hierba de un acantilado (como el agua, como el aire)
como todo lo que no es posible tocar
como todo lo que rechaza el tacto.
Claudia Caparrós
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