jueves, julio 28
Degeneración emocional,
pasos de gigante.
Degeneración sentimental,
manos de aguante.
Los arcos ondulan el perfil del puente,
estrépito en el pecho,
el agua dorada refleja
tus recuerdos de infancia.
Sentada en el alféizar
viendo pasar la noche estrellada.
Respira hondo.
Profundo.
Despierta la luz
y no la dejas apagar.
Nota aclaratoria de ayer: cuando la tristeza inunda mi alma, soy bastante negativa y pesimista. Todo recae en mí. Aclaremos las cosas.
Me sigo echando de menos, pero eso tiene remedio: CAMBIO. Y el estar escribiendo de nuevo aquí, ya es un paso gigante.
Realmente no pienso que si no me hubiera elegido a mi, le hubiera ido mejor. Es algo que pienso cuando estoy triste porque es una posibilidad, pero nunca se sabe. En estos 9 años y medio pienso que he construido la relación más bonita y sincera del mundo, pero como toda construcción, si no se conserva, degenera. Y algo así nos está ocurriendo: la monotonía y rutina nos ha engullido de pronto, y necesitamos recomponer esas grietas en los pilares básicos.
Mi familia: los adoro, todos con sus pros/contras, y me sirven para ver lo que no quiero ser, e intentar cambiarlo en ellos.
Mis amigos: tengo, lejanos y pasando mucho de ellos, pero soy consciente y estoy trabajando en ello.
Mi compañero de viaje: estamos en una mala situación, mis vicios han hecho mella y los estoy cambiando poco a poco. Pero debo esforzarme más, nos lo merecemos.
Mi trabajo: sigo sin tenerlo, pero no por falta de oportunidades y al menos sé lo que NO quiero.
Mis estudios: sí, sigo estando en ese rendimiento al 50%, pero es verano, hay 10 plazas y no debo quemarme si quiero seguir con esto unos años. Aún así, agosto espero que me recupere.
Mis animales: los decepciono, pero creo que soy muy exigente conmigo misma en este aspecto. Son mayores, todos a la vez, y estoy intentando ayudarles en lo que puedo. Pero hay que mejorar.
Mi nivel cultural: aquí mentí. Mi concienciación alimentaria, ecológica, social y animal es mil veces mayor que hace 10 años. Debo y quiero trabajar más en mi parte revolucionaria.
Mi memoria: quizás la única cosa en la que fui sincera. Me agobian mis lagunas mentales, mi memoria a largo plazo cada vez es peor y me preocupa más no recordar un libro o una película, que los temas de la oposición. No sé qué puedo hacer al respecto.
Mis viajes: sí, tengo estúpido miedo a volar, pero me reto a mí misma y este años cogí dos vuelos solas. Poco a poco.
Mis experimentos culinarios: estoy en una fase que me interesa más qué comer, que cómo comerlo. Pero no desisto y hoy mismo, me prepararé un rico helado con bizcocho.
No todo es blanco o negro. Pero cuando tengo un día malo, sí lo es. Debo ver las cosas en perspectiva, tengo mucho que mejorar para ser la persona que quiero ser: libre, amante/amada, respetuosa con el medio, viajera, inconformista, crítica, realista, sincera, luchadora y feliz.
Sé que lo voy a lograr y sólo espero hacerlo junto a ti.
miércoles, julio 27
Me echo tanto de menos, que de sólo recordarme se me inundan las pestañas.
Mi poesía, mi rebeldía, mis conceptos sin fundamento, mi inocencia y mis ganas de luchar.
De todo eso sólo queda la parte institucionalizada... Soy veterinaria y ¿qué? Este primer año ha sido el de las decepciones.
Crecí siendo un cáncer para la persona más importante de mi vida, y ahora ya estamos en fase IV. Seguramente su vida habría sido más feliz y completa si la hubiese elegido a ella, en vez de a mí.
Mi familia: no la soporto desde mi "nueva" perspectiva.
Mis amigos: no tengo.
Mi novio: cada día descubre nuevas características mías que odia (y con razón la mayoría de ellas).
Mi trabajo: no tengo, ni sé lo que busco.
Mis estudios: hago el 50% de lo que debería hacer.
Mis animales: nunca me fallan, yo a ellos diariamente.
Mi nivel cultural: cada día más pobre.
Mi memoria: en detrimento.
Mis viajes: he cogido miedo a volar.
Mis experimentos culinarios: cada vez menos frecuentes.
Oh sí, hoy estoy positiva. Pero es que si lo analizamos, mi vida general, va decreciendo. Y no en el buen sentido de las teorías de decrecimiento.
Me dirán que he madurado, que esa adolescente murió de éxito. Pero son sucias mentiras: sigo igual, psicológicamente igual de inestable, sólo que alienada. No echaré la culpa a la sociedad, porque en este asunto sólo hay un culpable: tú mismo.
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