Caes, y ni siquiera en ese instante puedes mantener la línea recta. Sientes la gravedad, aplasta tus neuronas como esa vez que todo acabó. Miras hacia arriba, buscando la salida que en el fondo de tu cabeza idealizaste. Pero cuando abres los ojos, entiendes que sólo es pintura nueva que te recorre, queriendo tapar las grietas antiguas. Y respiras, el mosquito que chocó contra la ventana te recuerda que todo irá bien, que el arte sana.
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