viernes, junio 30
Bizcocho de limón
Ingredientes:
- 1 yogur de soja (y utilizaremos esa medida para el resto de la receta).
- 2 medidas de harina de trigo.
- 1 medida de maicena.
- 1'5 medida de azúcar.
- 1 medida de aceite de oliva virgen extra variedad suave.
- 1 sobre de levadura química.
- Una pizca de sal.
- Un puñado de nueces.
- 1 limón (ralladura y zumo).
- Una cucharada de azúcar vainillado.
- 3 cucharadas de semillas de lino trituradas + 9 cucharadas de agua.
Preparación:
1. Precalentar el horno a 180°C. Preparamos primero nuestro nohuevo: mezclar el lino con el agua y dejar reposar 15 minutos.
2. Batir el nohuevo junto al yogur, aceite y los azúcares. Añadir la sal, la ralladura de limón triturada y el zumo. Finalmente mezclar con las harinas lo mínimo para que no se desarrolle el gluten. Añadir las nueces enharinadas para que no se vayan al fondo del bizcocho.
3. Engrasar un molde y hornear durante 45-60 minutos (dependerá del molde usado, lo suyo es ir pinchándolo con un palito hasta que salga totalmente limpio).
6. Como toque de gordura total se puede glasear (mezclar azúcar glass con zumo de limón hasta adquirir la textura adecuada). Disfrutar :)
PD: receta apta para veganos, alégicos al huevo/proteína de la leche e intolerantes a la lactosa.
jueves, junio 15
martes, junio 13
Llegaste un día de primavera casi verano, de mala suerte, de gato negro. Tus rizos dorados al sol del sur resplandecían, rodeados de naturaleza, mientras perseguías a tus hermanos en cosas de mayores. Quisiste viajar al espacio, eras valiente y subías a los olivos pensando en las aventuras que te esperaban. Adicta al dulce, probaste cada manjar que encontrabas y agotaste quizás las reservas glucogénicas de excedentes. Viajera indómita, fuiste una prolongación más de tus raíces, nunca perdiendo el oído a las explicaciones. Pero sobre todo, fuiste curiosa. Lo preguntabas todo, te encantaba aprender datos nuevos en la escuela (aunque luego los olvidaras), eras una niña de museos, de ciencia, de arte, de literatura, de revolución. Te preguntabas "de qué estaban hechos" los animales . Llorabas las injusticias, querías salvar a los primates y los delfines, denunciabas con tu pequeña voz lo que veías. Quisiste salvar al mundo y te chocaste de cara contra él, como todos.
Ahora estás a un cuarto de la línea y sólo me queda decirte que adelante. Decrece, crece, florece. Feliz cumpleaños, amor de mi vida.
miércoles, junio 7
BIZCOCHO JUGOSO DE ZANAHORIA
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de canela
- 160 gramos de harina de repostería
- 120 gramos de aceite de girasol/AOVE
- 180 gramos de panela o azúcar de caña integral (puse 120 g y se puede reducir más)
- 200 gramos de zanahorias crudas
- 2 cucharadas de semillas de linaza trituradas+8 cucharadas de agua (sustituyen a 2 huevos)
- 1 cucharada de vainilla líquida o azúcar avainillado
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1 cucharadita de levadura química (tipo royal)
- 100 gramos de cacahuetes (puedes sustituirlos por nueces, avellanas o almendras)
Precalentar el horno a 180°C calor arriba y abajo. Preparar
el "huevo" mezclando el agua y el lino y dejar reposar 20-30 minutos
(hasta obtener una consistencia gelatinosa).
Mezclar los líquidos: "huevo", zanahoria
(rallada), azúcar, aceite y vainilla. Por otro lado, unir los sólidos:
harina, sal, canela, bicarbonato y levadura
Añadir los líquidos a los sólidos y por último los frutos
secos. Hornear unos 45-50 minutos.
Para convertirlo en una maravillosa tarta vegana: derretir
chocolate negro y untarlo por encima. Espolvorear ralladura de cítricos (limón
es la muerte) y gozar.
"Todo lo que soy es un segundo en la orilla de la eternidad.
Piedra caliza mi pecho,
mi voz
un cuervo negro,
revolotea en círculos,
sin descanso, obsesivo, entonces
infinita, emigro.
Sólo soy polvo de la tierra indómita
y así quiero permanecer.
[...] que respira y exhala estrellas, [...] que gime y crea nuevas galaxias."
Mónica Gameros.
LLAMADA URGENTE
A los patriotas que sonríen desde los escombros y la
miseria,
resignados a su destino,
con la mirada baja y el orgullo putrefacto.
Escuchen todos aquellos que fabrican sus historias,
que viven venerando al dinero.
Ahora sólo son unos pobres diablos.
Ésta es una llamada urgente a la memoria oxidada,
a la cordura y la decadencia,
a la discreción y la hipocresía.
a las buenas maneras de sonreír y fingir que no pasa nada,
que todo sigue viento en popa,
que nadie se hunde.
Habría que bajarnos del barco sin suspirar por los buenos
tiempos;
sin piedad ni misericordia por nadie.
El gigante podría tragarnos uno a uno, reloj en mano;
atados a las prisas por seguir viviendo,
sólo para no darnos cuenta de que en realidad, ya estamos muertos.
Habría que convertirnos en una horda de locos
y todos, a un mismo tiempo,
apretar el botón que destruye la cordura del otro.
Pero, ¡momento!…
que alguien más nos desenchufe del código que nos encierra de 9 a 8.
La locura no es utopía.
Vagaríamos felices y simples.
Nos vestiríamos de palabras.
Calzaríamos nuestros sueños.
Navegaríamos con calma infinita sobre la desesperación,
sobre el absurdo consumo de los segundos vueltos centavos,
de las palabras que mienten,
para no dejar en un hoyo negro las buenas intenciones.
Demos un golpe de Estado contra la paz de las conciencias
abotagadas,
cómodamente instaladas en la apatía.
Habría que volvernos locos y olvidarnos de la saludable
compañía.
Derogar la costumbre de estar vivos,
sólo porque somos cobardes para morir.
Habría que golpear las murallas del otro;
derrumbar sus fantasías;
agobiarlo con nuestras verdades;
porque sin ellas, vivir es un continuo suplicio,
un ataque de suspiros por el mundo que no es,
que nunca será.
Las estrellas rotas no brillarán, el camino será difuso,
y aquello que llamamos tiempo
se convertirá en hoja y tierra,
en maíz y vida,
en luna, en carne, en hueso,
sin mandamientos,
sin moral.
Bailemos sobre las cenizas del tiempo donde hacen su
performance los suicidas
que decretan toque de queda a sus demonios,
siempre al grito del sereno fugaz.
Olvidemos la cordura porque somos rehenes en un campo de
concentración.
Perdamos el miedo a la muerte sólo por que nos obliga a no poseer
ni siquiera el cuerpo.
Cantemos con las camisas de fuerza desatadas.
¡Rápido, alguien apriete el botón!
Hay que destruir al mundo,
Renacer en los jardines de la locura donde la libertad no es discurso;
donde las palabras no sostienen un mundo de escenarios vacíos.
Subamos primero a los niños y los ancianos a la nueva
arca del profeta,
a quien luego lanzáremos por la borda,
en medio del motín más grande de la historia.
¡No necesitamos el orden de un cuerdo!
Mujeres y hombres vengan desnudos.
Suban impúdicos o quédense en el muelle
y ahóguense en su cómoda sonrisa idiota de no pasa nada,
no pasa nada,
nada…
Locos nos amotináremos contra todos los mecías,
incendiáremos las naves,
apretáremos el botón y despertáremos en los jardines de la libertad.
¡Rápido! Pongan el dedo en la llaga del otro y no sean
hipócritas,
no cubran las suyas.
Desconéctense todos de la cordura.
Salten al abismo como los suicidas que deciden partir por sobredosis de vida.
Tiremos piedras a los cruces del camino.
Comamos en el bufete de las ideas perdidas.
Bebamos las mieles de la esperanza,
y quememos los muelles, para flotar infinitos sobre las aguas de la libertad.
Mónica Gamero.
sábado, junio 3
Tras tu marcha, llegaron las náuseas y el espacio de la cama que ocupabas se llenó de garabatos. La inspiración se hundió, cada palabra se deshizo y las musas me abandonaron a tu suerte. Te fuiste rápido, sin apenas avisar o avisando demasiado. Ahora en lugar de tu abrazo hay un rincón frío, blanco e infecto que hace las veces de bálsamo. Intento encontrarte en el resto, bloqueando la mirada, apretando el puño, perdiendo la ilusión. Apareces al doblar la esquina, al escuchar esa canción en vivo, haciéndome crecer desde tan lejos. Y yo, sigo buscando el único consuelo en la memoria, temiendo el día en que la pierda, como te perdí a ti: sola, en la distancia, sin saberlo.
"Aunque tú nunca llegaste a saberlo, me acostaba a tu espalda y mi cama se quejó y quedó fría cuando te marchaste."
Te quiero Cachito, mi princesita peluda, la gata que me robó el corazón.
"Aunque tú nunca llegaste a saberlo, me acostaba a tu espalda y mi cama se quejó y quedó fría cuando te marchaste."
Te quiero Cachito, mi princesita peluda, la gata que me robó el corazón.
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